A comienzos del siglo XIX, en la India, comienzan a desaparecer periódicamente centenares de viajeros en una región controlada por una compañía británica. Un oficial descubre que estas desapariciones están relacionadas con una secta religiosa que adora a Kali, la diosa de la destrucción. Sus seguidores estrangulan a sus víctimas con un pañuelo de seda y luego las entierran en fosas comunes.